- Ahí va! Bomboleooo, bamboleaaa!! – voy pensando mientras miro el culo gordo, grandioso, parecido a una mesa camilla que se mueve tres pasos delante de mí. Ahí va el culo de mi suegra!!. Claro, cómo no! Andamos por la bajada del parking a buscar MI coche, porque hoy nos vamos de vacaciones a MI apartamento y mi suegra se ha apuntado en el último momento, y aún así tiene que caminar abriendo la marcha, organizando el cotarro, nuestra vida vamos... y mi mujer, que en éste momento es más su hijita que mi mujer anda con una sonrisa resuelta en el rostro al ladito de su mamá. No caerá la breba de que salgan rodando cuesta abajo.
- Papáá! Ten cuidao, jope, que vas arrastrando mi mochila por el suelo.
- Pues llévala tú, niña.
Llegamos al coche y suelto las 3 bolsas de viaje, la nevera portátil, la sombrilla y la caña de pescar para buscar las llaves en el bolsillo de mis bermudas.
- Pepe, por dios, no apretes así las bolsas de la comida, y ten cuidado con la bolsa que lleva los huevos, ponla encima.
- Si no llevaras tantas bolsas de ropa cabría todo .... se puede saber que coño llevas en todas ésas bolsas? Porque yo lo llevo todo en la más pequeña.
- Si, claro! ¿Y los zapatos? ¿y los neceseres? ¿ y las toallas y las cosas de baño? Tú solo ves tus pantalones y tus cuatro camisetas, y lo demás lo tengo que preparar yo, me tengo que acordar de todo y encima tengo que aguantar que me digas que llevo mucha cosa. Sheylaa, no te he dicho que me ayudes? Tráeme la lámpara nueva que tu padre tiene que meterla. Pepe, no te vayas, hombre, mete la lámpara... pero quítale el plafón que lo vas a romper, bestia.
- Pues métela tu, joder
- Que yo no puedo sola con la lámpara, Pepe, ayúdame.
- Trae anda. Nos montamos en el coche y el silencio dura el tiempo que tardo en arrancar el coche. - Jope, Papa, quita la cinta del Camarón, vaya mierda, joder.
- Sheyla, un respeto a tu padre eh? Y a ver esa boca que como me gire te doy un bofetón.
- Eso es lo que tu te crees
- ¿Qué has dicho??
- Nada
- Niña, cielo, deja a tu padre, vaya a ser que se pierda y no contestes a tu madre. Anda que vaya niños los de hoy día. Le contesto yo así a mi padre o al abuelo y me tortean.
- Ay dejame ya, iaia.
- Sheyla no contestes a tu abuela. Pepe, ¿has cerrado la llave del gas?
- Sii, Pili, si. Anda pásame un cigarro.
- ¿pero conduciendo vas a fumar, hijo? Mi marido decía que no le gustaba fumar cuando llevaba el coche porque se entretenía y podía tener un accidente... mira que como nos choquemos...
- Tranquila, Antonia, que no pasa nada.
- Bueno, yo sólo digo....
Me inclino hacia la radio mientras muerdo con fuerza la boquilla del cigarro. Será metomentodo la vieja. De todo tiene que decir algo. Pongo una cinta de Camela bien fuerte, y me concentro en la autopista, aunque mi placer dura un minuto. Mi mujer abre la guantera y está trasteando entre las cintas de música. Coge una con gesto decidido y pega el cambiazo. Los berridos de la Merche llenan el coche con una de sus canciones lentas.
- Joder, Pili. ¿no puedes poner otra cosa?
- Ay déjame. Tú ponte a conducir no te vayas a despistar.
- Y daleee.
- Papa, vamos a parar que me estoy meando.
- Niña por dios pero si hemos salido hace sólo media hora.
- Pero tengo pipi.
- Pues haber meado en casa, ahora ya no paro hasta que lleguemos.
- Pepe, que no te cuesta nada parar un momentillo ahí en un ladito.
- Me cago en la leche, te quieres callar, Pili? ¿ahí me voy a parar, en el arcén? Que te calles.
- Pero hijo, que la niña se está meando.
- Que se aguante.
- Pues yo digo que si la niña se está meando le podias hacer caso a tu mujer, y...
- Antonia.
- ¿Qué?
- Nada.
Los siguientes diez minutos los hacemos en silencio hasta que vemos una señal con la próxima salida de un área de servicio.
- Mira, Pepe, ahí nos podemos parar.
- Y mira que estamos a diez minutos del apartamento y tener que parar ahora...
- Pepe que te pasas la salida.
- Pili, jodeerrr, que no me la paso, aquí quién lleva el coche, a ver. Ala, salir corriendo al váter.
Subimos otra vez al coche. Me enciendo otro cigarro y mi suegra se pone a toser fuerte. No se ahogará la madre que la parió.
- Mama, tengo hambre.
- Me cago en diossss
- Sheyla espérate que ya llegamos y enseguida hago la cena.
- Pero, ¿no has traído galletas?
- Ahora ya no comes galletas que luego no cenas.
- Jo, que sí que ceno.
- Que te he dicho que no y ya está.
- Pili, dale una galletita a la niña que no pasa nada.
- Mama, no te metas que ya le he dicho que no.
- Pero si unas galletas no son nada.
- Mamáa.
Llegamos a la puerta del apartamento, aparco el coche y empiezo a subir todas las bolsas al séptimo piso. Lo dejo todo en la entrada y respiro por fín tranquilo. Mi mujer y mi suegra están ordenando todo y mi hija se sienta en el sofá hablando por el móvil. Me acerco a la nevera y cojo una xibeca.
- Pepe, abre la llave del agua.
- No me dejarás descansar, con lo cansado que estoy.
Cojo la cerveza y me siento en una silla blanca de plástico en el balcón, mirando a la gente que pasea por la calle y respiro tranquilo.
- Papáá! Ten cuidao, jope, que vas arrastrando mi mochila por el suelo.
- Pues llévala tú, niña.
Llegamos al coche y suelto las 3 bolsas de viaje, la nevera portátil, la sombrilla y la caña de pescar para buscar las llaves en el bolsillo de mis bermudas.
- Pepe, por dios, no apretes así las bolsas de la comida, y ten cuidado con la bolsa que lleva los huevos, ponla encima.
- Si no llevaras tantas bolsas de ropa cabría todo .... se puede saber que coño llevas en todas ésas bolsas? Porque yo lo llevo todo en la más pequeña.
- Si, claro! ¿Y los zapatos? ¿y los neceseres? ¿ y las toallas y las cosas de baño? Tú solo ves tus pantalones y tus cuatro camisetas, y lo demás lo tengo que preparar yo, me tengo que acordar de todo y encima tengo que aguantar que me digas que llevo mucha cosa. Sheylaa, no te he dicho que me ayudes? Tráeme la lámpara nueva que tu padre tiene que meterla. Pepe, no te vayas, hombre, mete la lámpara... pero quítale el plafón que lo vas a romper, bestia.
- Pues métela tu, joder
- Que yo no puedo sola con la lámpara, Pepe, ayúdame.
- Trae anda. Nos montamos en el coche y el silencio dura el tiempo que tardo en arrancar el coche. - Jope, Papa, quita la cinta del Camarón, vaya mierda, joder.
- Sheyla, un respeto a tu padre eh? Y a ver esa boca que como me gire te doy un bofetón.
- Eso es lo que tu te crees
- ¿Qué has dicho??
- Nada
- Niña, cielo, deja a tu padre, vaya a ser que se pierda y no contestes a tu madre. Anda que vaya niños los de hoy día. Le contesto yo así a mi padre o al abuelo y me tortean.
- Ay dejame ya, iaia.
- Sheyla no contestes a tu abuela. Pepe, ¿has cerrado la llave del gas?
- Sii, Pili, si. Anda pásame un cigarro.
- ¿pero conduciendo vas a fumar, hijo? Mi marido decía que no le gustaba fumar cuando llevaba el coche porque se entretenía y podía tener un accidente... mira que como nos choquemos...
- Tranquila, Antonia, que no pasa nada.
- Bueno, yo sólo digo....
Me inclino hacia la radio mientras muerdo con fuerza la boquilla del cigarro. Será metomentodo la vieja. De todo tiene que decir algo. Pongo una cinta de Camela bien fuerte, y me concentro en la autopista, aunque mi placer dura un minuto. Mi mujer abre la guantera y está trasteando entre las cintas de música. Coge una con gesto decidido y pega el cambiazo. Los berridos de la Merche llenan el coche con una de sus canciones lentas.
- Joder, Pili. ¿no puedes poner otra cosa?
- Ay déjame. Tú ponte a conducir no te vayas a despistar.
- Y daleee.
- Papa, vamos a parar que me estoy meando.
- Niña por dios pero si hemos salido hace sólo media hora.
- Pero tengo pipi.
- Pues haber meado en casa, ahora ya no paro hasta que lleguemos.
- Pepe, que no te cuesta nada parar un momentillo ahí en un ladito.
- Me cago en la leche, te quieres callar, Pili? ¿ahí me voy a parar, en el arcén? Que te calles.
- Pero hijo, que la niña se está meando.
- Que se aguante.
- Pues yo digo que si la niña se está meando le podias hacer caso a tu mujer, y...
- Antonia.
- ¿Qué?
- Nada.
Los siguientes diez minutos los hacemos en silencio hasta que vemos una señal con la próxima salida de un área de servicio.
- Mira, Pepe, ahí nos podemos parar.
- Y mira que estamos a diez minutos del apartamento y tener que parar ahora...
- Pepe que te pasas la salida.
- Pili, jodeerrr, que no me la paso, aquí quién lleva el coche, a ver. Ala, salir corriendo al váter.
Subimos otra vez al coche. Me enciendo otro cigarro y mi suegra se pone a toser fuerte. No se ahogará la madre que la parió.
- Mama, tengo hambre.
- Me cago en diossss
- Sheyla espérate que ya llegamos y enseguida hago la cena.
- Pero, ¿no has traído galletas?
- Ahora ya no comes galletas que luego no cenas.
- Jo, que sí que ceno.
- Que te he dicho que no y ya está.
- Pili, dale una galletita a la niña que no pasa nada.
- Mama, no te metas que ya le he dicho que no.
- Pero si unas galletas no son nada.
- Mamáa.
Llegamos a la puerta del apartamento, aparco el coche y empiezo a subir todas las bolsas al séptimo piso. Lo dejo todo en la entrada y respiro por fín tranquilo. Mi mujer y mi suegra están ordenando todo y mi hija se sienta en el sofá hablando por el móvil. Me acerco a la nevera y cojo una xibeca.
- Pepe, abre la llave del agua.
- No me dejarás descansar, con lo cansado que estoy.
Cojo la cerveza y me siento en una silla blanca de plástico en el balcón, mirando a la gente que pasea por la calle y respiro tranquilo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario